anteriormente, empezando con la época del año en la que fue ingresado el paciente: marzo del
presente año, correspondiendo al período invernal en Ecuador, que se asoció a la exposición a un
caso pediátrico de rotavirus. A su vez se relaciona con un proceso infeccioso respiratorio y co-
morbilidades del paciente que producen dificultad para una buena respuesta inmunológica, acudió
a emergencia donde fue diagnosticado de gastroenteritis por rotavirus mediante el test inmuno-
cromatográfico en un solo paso para la detección cualitativa in vitro de antígenos de rotavirus en
la materia fecal y posteriormente hospitalizado en el servicio de Medicina Interna del Hospital Luis
G. Dávila de Tulcán con shock hipovolémico secundario a cuadros diarreicos a repetición más
deshidratación severa, y cursando una lesión renal pre-rrenal.
En las personas con el sistema inmunitario sano, la enfermedad por rotavirus se resuelve
espontáneamente y solo dura unos cuantos días. El tratamiento es inespecífico, y consiste
principalmente en la terapia de rehidratación oral para prevenir la deshidratación, respecto a la
vacunación contra el rotavirus existen dos tipos de vacunas orales (RotaTeq RV5, Rotarix RV1)
que se aplican antes de los 6 meses (CDC ( Centers for disease control and prevention), 2014), sin
embargo, casi no existe evidencia que evalúe el beneficio de refuerzos en la etapa geriátrica.
El manejo ambulatorio debe ir enfocado en la rehidratación que es el primer peldaño,
imprescindible, ya que, en este grupo de edad, en la mayoría de los casos se produce un efecto de
rápida deshidratación, porque los pacientes son mucho más propensos a perder líquidos y a sufrir
peores secuelas y situaciones más difíciles de equilibrar. Al ser un grupo de riesgo, el proceso se
puede complicar con una inmunodepresión severa, por lo que la rehidratación oral es el primer y
más importante paso que se debe dar.
La reposición de líquidos y electrolitos debe hacerse de manera paulatina, en pequeñas
cantidades y de forma frecuente para facilitar la tolerancia oral, hasta alcanzar entre 2 y 4 litros/día,
otro grupo de medicamentos mencionados para su manejo son los probióticos. (Centenera, 2004),
además de recomendaciones generales como el lavado de manos, y mejorar las técnicas de
manipulación de los alimentos (Acuña, 2015) sobre todo en los centros de hacinamiento como
asilos y casas hogares. En el ámbito hospitalario el manejo dependerá de la complicación
presentada, la principal es la deshidratación moderada o severa en la que se dará manejo con
cristaloides intravenosos, siguiendo la pauta de fluidos: requerimientos diarios + pérdidas
estimadas y controlando el ritmo de diuresis y constantes vitales (Herrera, 2012) (Málaga, 2014),
y para completar el manejo se deberán evaluar básicamente los electrolitos y la función renal donde
si hay alteración hidroelectrolítica se deberá calcular la osmolaridad y dar paso a la corrección y si
existe lesión renal como en nuestro paciente emplearemos nefro protectores.