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NEURODIDÁCTICA PARA UNA
CULTURA DE LA BONDAD
NEURODIDACTICS FOR A CULTURE OF KINDNESS
Recibido: 13/09/2020 - Aceptado: 25/05/2021
WILSON ALCIVAR TINOCO TINOCO
Docente Invitado de la Universidad Tecnológica Indoamérica
Quito - Ecuador
Magíster en Educación a Distancia
Universidad Nacional de Loja
wialtiti@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9486-6566
RICARDO GEOVANNI LALANGUI SARANGO
Docente de posgrado de la Universidad Tecnológica Indoamérica
Quito - Ecuador
Doctor en Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de Loja
ricardolalangui@yahoo.es
https://orcid.org/0000-0002-7614-5682
BETTY AZUCENA JARAMILLO AGUILAR
Docente de Unidad Educativa “Rotary Club Machala Moderno”
Machala - Ecuador
Magíster en Educación a Distancia
Universidad Nacional de Loja
bajaramillo19@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-3994-0003
Cómo citar este artículo:
Ticono, W., Lalangui, R. & Jaramillo, B. (Enero - Junio de 2022). Neurodidáctica
para una cultura de la bondad. Sathiri (17)1, 65-80. https://doi.
org/10.32645/13906925.1103
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Ticono, W., Lalangui, R. & Jaramillo, B. (Enero - Junio de 2021). Neurodidáctica para una cultura de la bondad. Sathiri (17)1, 65-80. https://doi.org/10.32645/13906925.1103
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Resumen
Con el presente trabajo investigativo se evidencia la importancia de la neurodidáctica, referente
a las emociones y su incidencia en el aprendizaje; así mismo, se entiende la importancia de
educar para una cultura de bien, que inicie por la valoración de la persona independientemente
de su condición o procedencia, considerando sus aspectos esenciales, tanto material, somático,
psicológico y espiritual. El enfoque de la investigación es mixto, no experimental, de carácter
bibliográco, descriptivo y de campo. Para obtener la información empírica se aplicó una encuesta
de seis preguntas, a la población docente de la Escuela “Combate de Pilo” y el Colegio de Bachillerato
“Matilde Hidalgo de Procel”, instituciones de Machala, provincia de El Oro, información que
permitió concluir que los encuestados presentaron serios problemas en cuanto a conocimiento
de neurodidáctica; la mayoría (82,36%) sostuvo que es un aporte de pedagogos y docentes, lo
cual es falso porque esta es una aportación de las neurociencias. Así mismo, se reveló que los
docentes dieron importancia a las emociones, inclusive existe una adherencia a estas, porque
armaron que son determinantes para lograr un cambio cultural; luego negaron al informar que
el bien consiste en mejorar las condiciones materiales de las personas y su alimentación. Estas
incoherencias denotan que algo sucede en la formación docente, por lo que se recomienda que se
generen espacios de capacitación, autoformación, reexión de la práctica docente y de crecimiento
espiritual.
Palabras claves: neurodidáctica, emociones, aprendizaje, bien.
Abstract
The present research is intended to highlight the importance of neurodidactics, especially in
terms of emotions and their incidence on learning. As well as to understand that it is necessary
to educate for a culture with good practices that begins with the value of the person without
distinction of his condition or origin and considering his fundamental aspects of life such as the
material, somatic, psychological, and spiritual. The research approach is mixed, not experimental, it
is bibliographic, descriptive, and eld in nature. To obtain the empirical information, a survey, based
on a questionnaire of six questions, was applied to the whole teaching population of “Combate de
Pilo” School and “Matilde Hidalgo de Procel” High School, both public institutions in Machala city,
El Oro Province. This information allowed to conclude that respondents showed serious problems
in terms of knowledge of neurodidactics. Most of them (82.36%) believed that it is a contribution
of pedagogues and teachers, which is false because this is a benet of the neuroscience. Likewise,
it was detected that educators gave importance to emotions, there is even an adherence. They
assured that it is decisive to achieve a cultural change, but they denied when informing that “doing
good” consists on improving people’s material conditions and food. These variations denoted that
something is happening on teachers’ training. Therefore, it is recommended to create opportunities
for pedagogical instruction, self-preparation, reection on teaching practice, and spiritual growth.
Keywords: neurodidactics, emotions, learning, good.
NEURODIDÁCTICA PARA UNA
CULTURA DE LA BONDAD
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Introducción
Hace algún tiempo nos causó gran inquietud una frase de Leslie Hart que trataba sobre el
aprendizaje con relación al cerebro humano. La frase decía: “Enseñar sin saber cómo funciona
el cerebro es como querer diseñar un guante sin nunca haber visto una mano”. Esto nos interesó
profundamente, porque el cerebro humano es el órgano más complejo e importante que controla
nuestro comportamiento, gracias a él respiramos, nos comunicamos, comemos, nos movemos,
recordamos el pasado, somos conscientes, planicamos nuestro futuro, etc., prácticamente
interviene en todo lo que sucede en nuestras vidas. Ante esta situación, vale interrogarse ¿en qué
medida los docentes conocen la neurodidáctica y su aplicabilidad para crear los espacios en donde
los estudiantes puedan expresar sus emociones y fomentar una cultura del bien?; esta cualidad
poco didáctica crea desánimo y rechazo de los estudiantes por incursionar en el aprendizaje. Es
importante conocer la siología del cerebro referente a los aprendizajes y las emociones, desde
allí vincular la didáctica para lograr aprendizajes que perduren en el tiempo y permitan al individuo
reexionar de manera crítica; por otra parte, estimular el adecuado manejo de las emociones
como un factor relevante en el desarrollo de la comunicación y valores humanos, que impulsen
una mentalidad de crecimiento a través del aprender haciendo, de esta manera incentivar el buen
vivir entre seres humanos y la naturaleza, en otras palabras, una cultura de la bondad (bien).
Neurodidáctica. Etimológicamente, neurona proviene del griego nêuron que signica nervio, son
células altamente especializadas que desempeñan funciones trasmisoras (recibir y decodicar
información), mediante señales eléctricas y químicas de una neurona a otra, a través del proceso
de sinapsis, lo que constituye el principio del funcionamiento del cerebro.
Según Hernández-Carrera (2019), etimológicamente didáctica se deriva del griego:
didaskein que signica enseñar y de tekne que signica arte; de este análisis etimológico se concluye
que “didáctica es el arte de enseñar” (p.8). Inicialmente esta era la denición, y se ha mantenido
por largo tiempo; sin embargo, a pesar de existir varias deniciones, aquella no pierde importancia,
pues el enseñar es en realidad todo un arte en el que se deben utilizar varios instrumentos para
que la trasmisión de la información sea efectiva. Una denición más actualizada la presenta Mallart
Navarra, (2001) al exponer que la “Didáctica es la ciencia de la educación que estudia e interviene
en el proceso de enseñanza-aprendizaje con el n de conseguir la formación intelectual del
educando” (p. 7).
Si la neurona es la célula encargada de recibir y decodicar información por medio
de la sinapsis para que se dé el aprendizaje, es menester conocer estrategias que contribuyan
de manera efectiva en la estimulación neuronal y generar mayores conexiones sinápticas, y
por consiguiente un mejor aprendizaje. Esta interacción entre el funcionamiento neuronal y la
utilización de estrategias para el aprendizaje, producto de las neurociencias, está aportando un
cambio de paradigma en la educación y, por supuesto, también en la forma del trabajo docente.
Paniagua (2013) detalla que:
La Neurodidáctica es una rama de la pedagogía basada en las neurociencias, que otorga una
nueva orientación a la educación. Es la unión de las ciencias cognitivas y las neurociencias
con la educación, que tiene como objetivo diseñar estrategias didácticas y metodológicas
más ecientes, que no solo aseguren un marco teórico y losóco, sino que promuevan un
mayor desarrollo cerebral, (mayor aprendizaje) en términos que los educadores puedan
interpretar (p. 74-75).
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Se trata de un nuevo aporte, que está contribuyendo a cambios relevantes y signicativos
que han originado en el plano teórico una verdadera revolución en la cultura educativa.
Hemos manifestado ya algunas ideas, pero ¿cómo surge el termino neurodidactica? En
primer lugar, debemos recordar que, en los años 90 del siglo pasado, según D’Addario (2019),
se lo conoce como “la Década del Cerebro” (p. 10), que marca el inicio del siglo del cerebro por
los múltiples descubrimientos sobre el mismo. Este autor maniesta que “es posible gracias a las
avanzadas técnicas actuales de neuroimagen, conocer la anatomía y el funcionamiento del cerebro
mientras toma decisiones y trabaja” (p. 10). En este mismo orden de ideas el autor describe:
El catedrático de didáctica de la Universidad de Friburgo, Gerhard Preiss, pensaba que
la pedagogía escolar y la didáctica deben estructurarse en torno al hecho de que el
aprendizaje era un producto de diferentes y complejos procesos cerebrales, y por tanto
la enseñanza debía avanzar de manera paralela al desarrollo del cerebro infantil. De esta
manera, propuso la creación de una asignatura que vinculase la investigación neurológica
junto a la pedagogía, naciendo así la llamada neurodidáctica (D’Addario, 2019, p. 10).
Consideramos que el objetivo principal de la neurodidáctica es complementar el
conocimiento que se tiene del cerebro referente a su funcionamiento y desarrollo, con en el ámbito
educativo, con el n de perfeccionar la práctica formativa y docente.
Por lo expuesto coincidimos con lo manifestado por Paniagua (2013) cuando maniesta:
La neurodidáctica es una disciplina que promete grandes cambios, en todas las áreas de
la educación, incluyendo las estrategias de enseñanza, las políticas de disciplina, las artes,
la educación especial, el currículo, la tecnología, el bilingüismo, la música, los entornos de
aprendizaje, la formación y perfeccionamiento del profesorado, la evaluación e incluso el
cambio en la organización pedagógica y curricular (p. 75).
Aprendizaje emocionante. El aprendizaje es el resultado del proceso que se da mediante una
compleja conexión neuronal (sinapsis), como producto de estímulos externos e internos que
permiten la comprensión y retención de información. Según Blanco, citado por Benavides y Flores
(2019), el aprendizaje es un “proceso de adquisición de nueva información, y por memoria a la
persistencia del aprendizaje en un estado que puede revelarse en cualquier momento dado” (p.
26). Esta denición está relacionada con las emociones que pueden ser intensas o no-intensas, por
lo que es importante que las estrategias que utilice el docente se orienten a activar las emociones,
que inuyan positivamente en el progreso de los aprendizajes.
Ahora nos preguntamos ¿qué es la emoción? Una emoción tiene muchos componentes,
que en este caso nos vamos a referir a cuatro. Según Kolb y Whishaw (2011):
Fisiología, que incluyen las actividades de los sistemas nerviosos central y autónomo, y
los cambios producidos en la actividad neurohormonal y visceral. Por lo tanto, la emoción
genera cambios en la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la distribución del ujo
sanguíneo, la transpiración y el sistema digestivo, entre otros, así como la liberación de
hormonas que pueden afectar al cerebro o el sistema nervioso autónomo; el segundo
componente que se reere a conducta motora distintiva, que se reeja en la expresión
facial, el tono de voz y la postura expresan estados emocionales; el tercer componente se
reere a la cognición autoinformada, que hace referencia al dominio de los sentimientos
emocionales subjetivos (amor u odio, sentimiento de ser amado u odiado) y otros procesos
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cognitivos (planes, memorias o ideas); nalmente el componente de conducta inconsciente,
cuando los procesos cognitivos inuyen en una conducta de la que no somos conscientes,
así tomamos decisiones basándonos en una intuición o corazonada u otros motivos
aparentemente sin fundamento (p. 518).
Según mencionan Benavides y Flores (2019), en su artículo titulado “La importancia de las
emociones para la neurodidáctica”: “Los estados emocionales de los estudiantes son básicos para
el aprendizaje” (p. 26). De esto, los docentes deben ser conscientes, ya que los humanos no solo
somos racionales (animal racional) como lo había manifestado Aristóteles, sino que el hombre es
un ser emocional. Esto ya había intuido el pedagogo suizo Pestalozzi, cuando maniesta que el
aprendizaje ideal se desarrolla con cabeza, corazón y manos.
Concordante con lo expuesto, (Friedrich & Preiss, 2003) maniesta que en la “actualidad
con el desarrollo de las investigaciones sobre neurociencias se ha llegado a saber que el cerebro
conjuga los tres aspectos (pensar, sentir y actuar) en un todo” (p. 40).
En esta misma dirección, el neurocientíco Paul Mac Lean, en su teoría del cerebro triuno,
propone que la especie humana, con el pasar del tiempo, ha ido cambiando la morfología cerebral, pero
en lugar de percibirlo como un proceso de cambio global y unicado, lo describe como un proceso en el
cual brotaron nuevas e independientes estructuras del cerebro que operan cada una con sus propias
particularidades. Así, el neocórtex se relaciona con lo racional, la parte cognitiva del pensamiento; el
cerebro límbico o emocional tiene que ver con los sentimientos; y el cerebro reptiliano está relacionado
con la parte activa o de supervivencia que también se lo vincula al actuar o hacer.
Las deniciones que se acaban de exponer muestran mucha similitud. Esto nos da pautas
para comprender que la educación no está considerando estos tres aspectos y se ha dado mayor
énfasis a las cuestiones cognitivas, dejando en segundo plano las emociones y el hacer; por tanto,
no se cumple con la educación integral que se ha venido prometiendo y anunciando por décadas.
Goleman (1998) en referencia a la inuencia de las emociones en el aprendizaje escribe lo siguiente:
En cierto sentido, tenemos dos cerebros, dos mentes y dos clases diferentes de inteligencia:
la racional y la emocional. Nuestro desempeño en la vida está determinado por ambas; lo
que importa no es solo el cociente intelectual sino también la inteligencia emocional. En
efecto, el intelecto no puede operar de manera óptima sin la inteligencia emocional. Por
lo general, la complementariedad del sistema límbico y la neocorteza, de la amígdala y los
lóbulos prefrontales, signica que cada uno de ellos es un socio pleno de la vida mental.
Cuando estos socios interactúan positivamente, la inteligencia emocional aumenta, lo
mismo que la capacidad intelectual (p. 49).
El aprendizaje es afectado por las emociones; estas producen cambios de conductas
porque desencadenan cambios químicos (neurotransmisores) que regularizan los cambios de
ánimo. Si existe un ambiente de estrés, violencia, miedos, tensiones, amenazas, estigmatizaciones,
odio, rencor, frustraciones, pesimismo, soledad, tristezas, etc., es por la liberación de cortisol;
el aprendizaje y las buenas relaciones humanas se bloquean impidiendo que se pueda retener
información; la memoria disminuye afectando la comprensión; con un escenario así resulta casi
imposible la educación. Por otra parte, cuando sucede lo contrario, un ambiente de comprensión,
amor, respeto, conanza, empatía, alegría, entusiasmo, optimismo, felicidad, gratitud, ternura, etc.,
el cerebro se prepara para el aprendizaje, porque se liberan neurotransmisores como la dopamina,
que da una sensación de placer y alegría, lo que predispone a los individuos a establecer mejores
relaciones humanas y ambientes de convivencia sana.
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El estímulo positivo es muy importante. Lo que acabamos de exponer se refuerza con
lo expuesto por Bueno y Anna (2018): “Un cerebro estimulado va a tener más conexiones que el
mismo cerebro sin esa estimulación, lo que implica más capacidad para organizar la vida mental
y más reserva cognitiva para el resto de su vida” (p. 20). A continuación, estos autores expresan lo
siguiente:
El enemigo número uno de nuestro cerebro es el estrés, concretamente el estrés
crónico. Y solo se le puede hacer frente con placer y motivación. La estimulación da
respuesta a nuestra curiosidad, pero la sobreestimulación nos satura y nos estresa, y
empezamos a generar cortisol.
El 8% de los niños y el 20% de los adolescentes tienen estrés crónico
Chicos y chicas entre 9 y 24 años sometidos a estrés crónico agudo, tienen alteraciones
permanentes en las conexiones neurales, especialmente en las amígdalas (las regiones
del cerebro encargadas de generar las emociones), y eso hace que cuando sean más
mayores tengan dicultades para gestionar las emociones negativas tendiendo más
a reacciones agresivas, y tengan menor autoestima y autoconanza (Bueno & Anna,
2018, p. 20).
Si bien es cierto que estos datos no son nacionales, resultan importantes referentes al
momento de realizar nuestra labor educativa puesto que vivimos en una cultura global.
Por citar un ejemplo: un niño, cuando no ve a su madre, por lo general suele llorar, el llanto
es la manifestación de miedo, confusión, desprotección; pero cuando se hace presente la madre, el
niño deja de llorar, se consuela y siente una sensación de placer y protección. Por consiguiente, la
labor docente debe provocar emociones que resultan favorables para el provecho y aanzamiento
de los conocimientos con la utilización y diversicación de estrategias.
Aprender para una cultura del bien. Ahora analizaremos brevemente la cultura, para luego
relacionarla con el bien. Tener una denición exacta de la cultura es muy difícil. Hasta la actualidad
se han dado más de 150 deniciones; sin embargo, hemos considerado benecioso recoger la
etimología de la palabra cultura. Jiménez (2012) indica que “proviene del latín cultus, que a su vez
deriva de la voz colere, que tenía gran cantidad de signicados como habitar, cultivar, proteger,
honrar con adoración, cuidado del campo o del ganado” (p. 4). Esta denición hace referencia
a “habitar para cultivar” de allí que hay varias interpretaciones; en la antigüedad se consideraba
como “cultivo del alma” o “cultivo del espíritu”.
Más reciente, Chesnokov, citado por Ron (1977), explica que “la cultura, en oposición
a lo dado por la naturaleza, abarca la esfera de lo que es obra del hombre” (p. 34). La cultura
comprendería todos los aspectos de la sociedad, desde la producción hasta las formas ideológicas,
inclusive. Es tan heterogénea como la sociedad; concordante con esto Boas, citado por Gómez
Pellón (2007), indica que la cultura se halla contenida en la siguiente denición:
La totalidad de las reacciones y actividades mentales y físicas que caracterizan la conducta
de los individuos componentes de un grupo social, colectiva e individualmente, en relación
a su ambiente natural, a otros grupos, a miembros del mismo grupo, y de cada individuo
hacia sí mismo. También incluye los productos de estas actividades y su función en la vida
de los grupos (p. 4).
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Según Cepeda Ortega (2017) , en la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales
celebrada en México en el año 1982, se dene cultura como “el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo
social” (p. 253).
Es así que en la actualidad se habla mucho de “cultura cientíca”, “cultura educativa”,
“cultura estética”, “cultura productiva”, “cultura consumista”, “cultura política”, “cultura tecnológica-
digital”, “cultura del arte”, “cultura física”. Esto no estaría mal si no fuera porque poco se habla de
una cultura del bien, del afecto, como se lo evidencia en la última denición, que eduque para una
vida digna con justicia social, solidaridad, respeto y que impulse el buen vivir entre seres humanos
y la naturaleza.
Lejos de aquello, actualmente vivimos en una sociedad sobrestimulada de mensajes
violentos de todo tipo, mensajes competitivos, consumistas, de desconanza en los demás, donde
el tener vale más que el ser. Mensajes que a la larga generan frustración, tristeza, enfado, coraje
por no poder tener las cosas que me ofrece el sistema, como si esto fuera lo único que me otorga
la vida. Todo esto con el pasar del tiempo y la escasa relación dialógica entre personas afecta el
estado emocional y, por tanto, se va deteriorando paulatinamente nuestro afán por aprender.
Quizá esta aculturización sea una de las tantas situaciones que limitan el aprendizaje, y el cerebro
es modicado para responder a situaciones poco transformadoras de la realidad social.
Si cultura hace mención a cultivo, entonces es necesario que los educadores cultivemos el
amor, la justicia, la vida, la solidaridad, la inclusión, la libertad, tolerancia, amistad, salud, seguridad,
orden, igualdad, belleza, cohesión social, conservación de la naturaleza, honradez, riqueza, tradición,
felicidad y el respecto a los demás como valores fundamentales para una sociedad de bien.
Todos queremos el bien. A todo ser humano se le ha enseñado a hacer el bien, lo que sucede es
que no se ha enseñado bien en qué consiste ese bien. Para algunos el bien consistirá en obtener
cosas materiales y para otros no. Metafísicamente, el bien es un valor trascendental del ser humano.
En el plano religioso escuchamos decir “hacer el bien sin mirar a quien”, pero muy poco se ha dicho
sobre cómo y a qué bien nos referimos.
Para poder hacer el bien, es necesario estar bien en el aspecto somático y psicológico.
Reriéndome al primero, es importante que consideremos el cuidado de nuestro cuerpo,
empezando por la alimentación que debe ser adecuada para favorecer el desarrollo de la atención
que, de acuerdo a Benavides y Flores, (2019) es un:
Proceso cognitivo muy importante, ya que tiene la capacidad de permitir o impedir la
participación de estímulos sensoriales internos o externos en el proceso de aprendizaje.
La atención requiere de ciertos neurotransmisores producidos por aminoácidos que le
suministran las proteínas, lo que sugiere que una alimentación rica en proteínas puede
facilitar el mantenimiento de la atención; los neurotransmisores responsables de la
atención están presentes más en períodos matutinos, por lo que esta realidad debe ser
tomada en cuenta por los docentes para la organización del currículo (p. 34).
Es muy importante que por las mañanas se desayune bien con un nivel de proteínas
adecuado, se debe aprovechar que en nuestro país se producen los alimentos sucientes y
durante todo el año; a continuación les presento algunos alimentos ricos en proteínas que se
pueden consumir para mejorar la atención: cacahuetes (maní), gambas (camarones), soja (soya) o
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leche de soya, salmón (pescado), pechuga de pavo y pollo, avena, huevos, almendras, requesón,
carne de cerdo, lete de ternera, quinua, lentejas, pan de harina natural, atún, semillas de calabaza,
couscous, mejillones, garbanzos, seitán.
El movimiento corporal es un factor importante para estimular el aprendizaje, por eso se
recomienda que el docente antes de iniciar su clase realice ejercicios de relajación, respiración,
estiramiento por periodos cortos.
En el plano psicológico, es muy importante empezar por quererse y conocerse a sí mismo,
la frase del maestro Sócrates “conócete a ti mismo” queda muy bien. La conciencia de las propias
emociones es muy importante para la comunicación intrapersonal e interpersonal, a propósito de
la conciencia, Goleman (1998) maniesta que:
Esta conciencia de uno mismo parecería exigir una neocorteza activa, sobre todo en las
zonas del lenguaje, adaptada para identicar y nombrar las emociones que surgen. La
conciencia de uno mismo no es una atención exaltada por las emociones, que reacciona
excesivamente y amplica lo que se percibe. Se trata, en todo caso, de una forma neutra
que conserva la autorreexión incluso en medio de emociones turbulentas (p. 68).
No podemos evitar las emociones del tipo que fueran, todos tenemos el derecho de estar
enojados, tristes, frustrados, alegres, porque así mismo es la vida, pero es necesario que seamos
conscientes del estado emocional en el que nos encontramos y también de las ideas de esas
emociones. Así mismo, no se recomienda reprimir las emociones, sino crear el momento para
identicar la emoción mediante el diálogo y escucha activa, fortaleciendo de esta manera una
comunicación que permitirá mantener una relación mediante el respeto mutuo entre docente y
discente. De esta manera, el estudiante aprenderá que sentir una emoción no es malo y está en su
derecho, pero no puede desbordarse de forma inadecuada que cause daño a otro.
¿Qué mentalidad se debe tener? También es importante considerar que Carol Dweck, en sus
investigaciones, ha identicado las dos mentalidades con que las personas enfrentan la vida: la
mentalidad ja y la mentalidad de crecimiento. La mentalidad ja se presenta cuando una persona
cree que su inteligencia y habilidades son jas y tienen un límite; la mentalidad de crecimiento se da
cuando alguien cree que hasta sus habilidades más básicas pueden mejorarse con entrenamiento,
buenas estrategias, con aprendizaje.
En una entrevista a Dweck (2018), este autor maniesta que:
Las personas que tienen miedo al fracaso y la percepción que tienen de la inteligencia
van de la mano, se asustan al enfrentarse a los retos y se desmotivan con facilidad, por
el contrario, alguien con mentalidad de crecimiento se motiva ante los retos y quiere
mejorar sus habilidades. Es importante que los niños crezcan con esta mentalidad de
crecimiento que amen los desafíos y la incertidumbre. Todas las personas tenemos las dos
mentalidades que según las circunstancias pueden variar, por eso es importante enseñar
a los niños que disfruten con los retos, aprendan a desenvolverse ante los desafíos y que
tengan resiliencia ante los obstáculos (p. 10).
En este mismo orden de ideas, Furman (2019) maniesta que:
Construir una mentalidad de crecimiento en los chicos implica premiar el esfuerzo, más
que el logro. Se trata de valorar las prácticas, los intentos que hicieron y cuanto trabajaron,
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además de lo que consiguieron. Y sirve también contarles a los niños que nuestra mente
se desarrolla cuando intentamos hacer algo que nos cuesta, es decir, una tarea que no nos
sale de una vez y requiere de nuestro esfuerzo (p. 47).
No cabe duda que asegurar la conanza en mismo es un factor importante para lograr en
los estudiantes una mentalidad de crecimiento, que les permita afrontar los retos e incertidumbres
que se puedan presentar a lo largo de la vida.
Hacer para aprender. Comprender cómo aprende nuestro cerebro nos ayuda a indagar nuevas
estrategias de aprendizaje. El sistema educativo y el método tradicional ya no responden a las
nuevas exigencias de la sociedad; es hora de buscar otras opciones en la neurodidáctica. En esta
parte se describen algunas ideas sobre cómo aprender haciendo, que ayudarán a mejorar el
aprendizaje.
Aprender haciendo es muy interesante. Como lo maniesta Campos (2015), “el cerebro
que hace, es el cerebro que aprende” (p. 4). Aramburuzabala, et al. (2015) indican que “se retienen
mejor los hechos e ideas complejas cuando el conocimiento está vinculado a la experiencia y se
facilita la transferencia de habilidades y conocimientos a situaciones reales” (p. 85).
Para lograr aprendizajes signicativos se puede utilizar la metodología aprendizaje-servicio.
Esta metodología activa permite aprender haciendo; y a través de la actividad, el estudiante
mejora su autoestima, adquiere compromiso con el entorno social y desarrolla la tolerancia a las
diferencias. Aramburuzabala et al. (2015), sobre el contexto pedagógico, resaltan que:
Esta orientación pedagógica requiere que los educadores se centren en la responsabilidad
social y en temas críticos para la comunidad. Las actividades de servicio pueden estar
relacionadas con el ámbito medioambiental, cultural, social y económico y tratar temas tales
como el entorno natural (p.e., restauración de áreas degradadas, análisis y monitoreo del
agua, ora y fauna, investigación sobre especies en peligro, campañas de concienciación,
auditorías sobre consumo de energía), promoción de la salud (p.e., prevención de drogas,
nutrición, acompañamiento en hospitales), apoyo en la educación (p.e., lecto-escritura,
prevención de la violencia, educación de adultos, discapacidad), ciudadanía, atención a
personas sin hogar y mayores, inmigración y otros temas relacionados con los derechos
humanos (p. 87).
Un detalle importante a considerar para trabajar con esta metodología, es tomar en cuenta
la edad del estudiante y adaptar las actividades a los ritmos de aprendizaje y los medios que dispone
el educando en su entorno inmediato. El aprender haciendo permite trabajar con problemas reales
y complicados, cosa que facilita el desarrollo del pensamiento crítico, la comprensión de problemas
relacionados con lo social, cultural, económico, político, medioambiental, entre otros; esto signica
que se desarrolla la sensibilidad humana, se despierta el área emocional del cerebro y se aprende
a querer lo que se hace.
Materiales y métodos
Tipo de investigación. Se recurrió a la investigación bibliográca, descriptiva y de campo, la cual
según Campos (2017), “es aquella que utiliza textos u otro tipo de material intelectual impreso
o grabado como fuentes primarias para obtener sus datos.” (p. 17). De acuerdo a Hernández,
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Ticono, W., Lalangui, R. & Jaramillo, B. (Enero - Junio de 2021). Neurodidáctica para una cultura de la bondad. Sathiri (17)1, 65-80. https://doi.org/10.32645/13906925.1103
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Fernández, y Baptista (2014), estas investigaciones “tienen como objetivo indagar la incidencia
de las modalidades o niveles de una o más variables en una población” (p. 155). De acuerdo a
Campos (2017), “salir a recabar los datos, sus fuentes pueden ser la naturaleza o la sociedad,
pero en ambos casos, es necesario que el investigador vaya en busca de su objeto para poder
obtener la información” (p. 27). Estos procesos de investigación son congruentes con el propósito
de establecer el nivel de apropiación de los docentes seleccionados sobre la neurodidáctica para
una cultura de la bondad, como una forma de transformar la realidad social y educativa. Esta
información se procesó de forma cuantitativa y cualitativa.
Población y muestra. La población considerada son los docentes de la Escuela de Educación
Básica “Combate de Pilo” y el Colegio de Bachillerato “Matilde Hidalgo de Procel”, ambas instituciones
de la ciudad de Machala, provincia de El Oro, con un total de 34 profesores, universo aceptable, por
lo que no fue necesario realizar el muestreo aleatorio ni la aplicación de fórmula estadística. De
acuerdo a Hernández, Fernández y Baptista (2014) la población es “un conjunto de todos los casos
que concuerdan con una serie de especicaciones” (p. 174).
Las experiencias previas de los autores facilitaron la comunicación con las autoridades del
colegio, permitiendo programar una reunión con los docentes a través de la plataforma Microsoft
Teams, mediante la cual se socializó la aplicación de la encuesta para establecer el grado de
conocimiento sobre la neurodidáctica en el proceso educativo; los docentes oscilan entre los 2 y
30 años de docencia, el 70,58% (24) son mujeres y el 29,42% (10) son varones, el 17,65% (6) tienen
título de tercer y cuarto nivel en educación; el 70,58% (24) tienen título docente de tercer nivel y el
11,76% (4) poseen título de tercer nivel en otra profesión, según el siguiente detalle.
Tabla 1.
Características de la población docente seleccionada.
Fuente: Escuela “Combate de Pilo” y Colegio “Matilde Hidalgo de Procel”
NEURODIDÁCTICA PARA UNA
CULTURA DE LA BONDAD
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Métodos, técnicas e instrumentos. Los métodos utilizados son el inductivo y deductivo. El inductivo
partió de la realidad del conocimiento que tienen los docentes seleccionados para luego ser contrastado
con la información de las fuentes de consulta priorizadas, congruentes con la neurodidáctica. El método
deductivo cumplió un rol inverso: se consideró la información seleccionada sobre neurodidáctica y
cultura del bien y se la contrastó con la realidad práctica de los educadores. Se aplicó la técnica de
encuesta basada en un instrumento de cuestionario de seis preguntas relacionadas con neurodidáctica,
emociones, estrategias neuro-emocionales, el bien, mentalidad de crecimiento y aprendizaje-servicio.
Para este proceso se recurrió a la utilización de WhatsApp, mediante el cual se envió la encuesta y, por
este mismo medio, se la recibió contestada, proceso que se desarrolló el 31 de marzo del 2021, con la
nalidad de recabar información, desde su quehacer pedagógico cotidiano.
La información obtenida de los encuestados se representó en una tabla y gura estadística,
para luego ser interpretada en contraste con la información de soporte.
Resultados y discusión
Representación estadística de la información. El punto de vista de los docentes consultados a partir
de su conocimiento y experiencia docente, relacionada con la aplicabilidad de neurodidáctica, está
representado cuantitativamente en la tabla y gura estadísticas de forma individualizada y global,
resultados que, al ser interpretados cuantitativa y cualitativamente, ofrecen una aproximación concreta
a nivel de conocimiento y experiencia educativa que tienen los encuestados, y se detalla a continuación.
Tabla 2.
Resultados de los criterios de los encuestados
Fuente: Información docente en base a la encuesta aplicada
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Figura N° 1: Resultados de los criterios de los encuestados
Elaborado por: Los autores
Fuente: Información docente en base a la encuesta aplicada
Interpretación y discusión de resultados. De manera general, los docentes reejan que existen
serios problemas en cuanto a conocimiento cientíco sobre las nuevas tendencias referentes a
los aportes de las neurociencias a la educación, y cómo canalizarlas en benecio de la práctica
docente.
De forma particular, se demuestran serias debilidades en las respuestas dadas por los
profesores, que expresan falencias formativas, en coherencia con las exigencias cientícas que se
requieren para el buen desenvolvimiento docente, que se describen a continuación:
A la primera interrogante, el 82,36% de los encuestados asumen que la Neurodidáctica
es una propuesta de pedagogos y docentes, el 11,76 desconoce, y tan solo el 5,88%
maniesta que no corresponde a pedagogos y docentes. Los resultados reejan el
desconocimiento de los encuestados, pues la neurodidáctica, como propuesta,
corresponde a neurólogos. Paniagua (2013) indica que:
la Neurodidáctica es una rama de la pedagogía basada en las neurociencias, que
otorga una nueva orientación a la educación. Es la unión de las ciencias cognitivas
y las neurociencias con la educación, que tiene como objetivo diseñar estrategias
didácticas y metodológicas más ecientes, que no solo aseguren un marco
teórico y losóco, sino que promuevan un mayor desarrollo cerebral, (mayor
aprendizaje) en términos que los educadores puedan interpretar (p. 74-75).
En la segunda pregunta, el 73,53% de los educadores conrman que las emociones
no son poco importantes, el 23,53 ha manifestado que sí son poco importantes, y 2,94
desconoce. Esta información recogida es en su mayoría correcta pues las emociones
son muy importantes en la actividad educativa, así lo corrobora Benavides y Flores
(2019) al describir que “los estados emocionales de los estudiantes son básicos para
el aprendizaje”. Goleman también sostiene que las emociones afectan a los sistemas
nerviosos central y autónomo, a la conducta motora distintiva mediante las expresiones
faciales, a la cognición y conducta inconsciente.
En la tercera consulta, los docentes responden en un 64,71% que la aplicación de
estrategias emocionales en la educación contribuye determinantemente para un cambio
NEURODIDÁCTICA PARA UNA
CULTURA DE LA BONDAD
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cultural; el 23,53% dice que no; y el 11,76 maniesta desconocer. Esta información
dada por la mayoría es falsa. Si bien es cierto que la cuestión emocional es un factor
muy interesante, no es determinante para un cambio cultural, así se puede corroborar
con lo expresado por Chesnokov, citado por Ron (1977), para quien “la cultura, en
oposición a lo dado por la naturaleza, abarca la esfera de lo que es obra del hombre”.
Lo que indica es que la cultura comprende todos los aspectos de la vida del hombre.
En la cuarta interrogante, el 64,71% responden que el bien consiste en mejorar las
condiciones materiales de las personas y la alimentación; el 23,53% maniestan que no
es así; y el 11,76% dice desconocer. La respuesta dada por la mayoría incluidos los que
desconocen reeja que existe desconocimiento. El bien no solo se reere a las cosas
materiales, tiene que ver con la educación, psicológico e incluso la libertad, al respecto.
Goleman (1998) maniesta que:
Esta conciencia de uno mismo parecería exigir una neocorteza activa, sobre todo en las
zonas del lenguaje, adaptada para identicar y nombrar las emociones que surgen. La
conciencia de uno mismo no es una atención exaltada por las emociones, que reacciona
excesivamente y amplica lo que se percibe. Se trata, en todo caso, de una forma neutra
que conserva la autorreexión incluso en medio de emociones turbulentas (p. 68).
La respuesta dada por los docentes encuestados a la quinta pregunta reeja que
44,12% conoce cómo desarrollar en sus estudiantes una mentalidad de crecimiento,
el 35,29% ha expresado que no y el 20,59% que desconoce esto. Con estos datos,
queda claro que la mayoría de docentes no sabe en qué consiste la mentalidad de
crecimiento, ni cómo desarrollarla. Dweck (2018) maniesta que:
Es importante que los niños crezcan con esta mentalidad de crecimiento que
amen los desafíos y la incertidumbre. Todas las personas tenemos las dos
mentalidades que según las circunstancias pueden variar, por eso es importante
enseñar a los niños que disfruten con los retos, aprendan a desenvolverse ante
los desafíos y que tengan resiliencia ante los obstáculos (p. 10).
En la sexta interrogante, los consultados, en un 44,12%, maniestan que la aplicación
de la metodología aprendizaje-servicio sí es una forma de trabajar en la docencia,
porque ayuda a desarrollar de mejor manera el aprendizaje y compromiso social de
los estudiantes; sin embargo, el 11,76% ha respondido que no, y el 44,12 indica no
conocer esta metodología, lo que permite deducir que más de la mitad de docentes no
la conoce. Referente a este tema Aramburuzabala, Cerrillo y Tello (2015) sostienen que:
Esta orientación pedagógica requiere que los educadores se centren en la
responsabilidad social y en temas críticos para la comunidad. Las actividades
de servicio pueden estar relacionadas con el ámbito medioambiental, cultural,
social y económico y tratar temas tales como el entorno natural, promoción de
la salud, apoyo en la educación, ciudadanía, atención a personas sin hogar y
mayores, inmigración y otros temas relacionados con los derechos humanos
(p. 87).
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Conclusiones
El 82,36% de los profesores consultados desconocen que la Neurodidáctica es producto
de investigaciones basadas en las neurociencias y no de pedagogos y docentes;
de aquello se deduce que los docentes no aplican este conocimiento en el ámbito
educativo, por lo que su trabajo será poco innovador.
El resultado de la consulta conrma que el 73,53% de los educadores conoce que las
emociones son muy importantes para el aprendizaje; sin embargo, al parecer no saben
cómo reconocerlas ni manejarlas con prudencia en las actividades educativas.
En indudable que en la educación se trabaja para generar un cambio cultural en
benecio del propio ser humano, para aquello se requieren que converjan muchos
factores; referente a esto, los docentes consideran en un 64,71% que la aplicación
de estrategias emocionales en la educación contribuye determinantemente para un
cambio cultural, lo que permite deducir que existe una jación hacia un determinado
elemento, lo cual no permite tener una visión ampliada de la realidad, y así no se
pueden generar grandes cambios.
Hablar del bien es algo muy amplio, pues abarca todas las esferas del ser humano,
que si bien es cierto no son muchas pero no dejan de ser complejas. El ser humano
requiere de las condiciones materiales necesarias, entre ellas la alimentación; sin
embargo, se nota que existe así mismo una jación en esta parte al sostener el 64,71%
de los consultados que el bien consiste en mejorar las condiciones materiales de las
personas y la alimentación. Esto permite deducir que hay una contradicción cuando
maniestan que las emociones contribuyen determinantemente para un cambio
cultural, cuando es sabido que a más de lo expresado, para que se dé el bien se debe
considerar la educación y desarrollo espiritual del ser humano, entre otros factores.
La mayoría de docentes consultados desconoce como apoyar a los estudiantes para
que puedan desarrollar una mentalidad de crecimiento; unicando los resultados
tenemos que el 56,88% no lo saben. Esto permite deducir la falta de conocimiento del
docente sobre lo que realmente signica la formación integral.
Los consultados, en un 44,12%, maniestan que la aplicación de la metodología
aprendizaje-servicio, sí es una forma de trabajar en la docencia porque ayuda a
desarrollar de mejor manera el aprendizaje y compromiso social de los estudiantes; sin
embargo, más de la mitad no lo aplican o simplemente desconoce esta metodología,
por lo que se permite deducir que hay desconocimiento en cuanto a metodologías en
las las docentes, así muy poco se puede hacer para avanzar en la educación.
Recomendaciones
Generar espacios de capacitación y autoformación docente en todos los niveles, sobre
los aportes cientícos de la neurodidáctica a la educación y al cambio cultural para
crear una sociedad de bienestar.
Crear las condiciones físicas, materiales y tecnológicas para desarrollar las diferentes
metodologías que permitan contribuir en la formación integral del ser humano.
NEURODIDÁCTICA PARA UNA
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Crear espacios de reexión sobre la práctica docente y crecimiento espiritual del
educador para el desarrollo humano sostenido para la conformación de una cultura
del bien.
Referencias
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