La vigencia de esta identidad cultural, siempre ha permanecido y estará presente en la
memoria colectiva de las actuales y futuras generaciones, a través del involucramiento de todos/as
los actores socio-culturales, para generar una visión de integración comunitaria, al mundo entero,
a través de la conexión física, espiritual y humanista. Rescatar, plasmar y dar un valor intangible
a todo este cúmulo de expresiones culturales vivas, tomando en cuenta la oralidad, o comunicación
de padres a hijos, plasmada en una noche estrellada, bajo el sonido misterioso del viento y el frío
estremecedor recorriendo los pintorescos pueblos carchenses, es otro de los propósitos de esta obra,
como aporte enriquecedor al patrimonio inmaterial, en la que se describen las vivencias
recreativas, mediante la palabra dinámica y sonora, plasmada en leyendas, cuentos, coplas, dichos,
adivinanzas; como símbolo cultural e histórico de los pueblos, a fin de que la niñez y juventud,
conozcan y valoren su identidad cultural.
En cuanto a la gastronomía, es imperativo rescatar ciertas tradiciones y costumbres del arte
culinario, que permiten deleitarnos con exquisitas viandas, postres, antojos y bebidas, tanto en
fechas específicas y en todo momento.
Describir en forma minuciosa y rescatar estas delicias, como el referente activo de estos
pueblos, es la contribución más significativa a la cultura popular, de este importante rincón del
norte ecuatoriano.
La fanesca, el champús, la variedad de panes de las abuelas, los cuyes asados en moscovita,
el dulce de zambo, quimbolitos, hornado, buñuelos, humitas, el delicioso sango de sal y dulce, el
caldo de gallina de campo, la fritada, el café de chuspa con tortillas de tiesto, las empanadas de
queso con miel, entre otras, son deleites que siempre han permanecido latentes en la vida cotidiana
de la gente y elaborados por manos creativas de las mujeres carchenses, quienes adquirieron
conocimiento y experiencia, en las tulpas u hornillas de sus madres y abuelas.
Por otro lado, la fiesta popular, también es parte de la vivencia grupal y colectiva de este
pueblo, como verdaderos puntales, sobre los cuales se siguen manteniendo los niveles de
integración comunitaria con la participan de hombres y mujeres, en la planificación, organización
y ejecución, especialmente de festividades religiosas, los grupos musicales focales, los juegos
populares, acompañados de volatería y actividades lúdicas locales, como la “chingana de los
choferes” (Julio Andrade), “Novillo de Bomba” (La Portada), la “danza del paraguas”
(Canchaguano), el “baile de remedos” (Juan Montalvo) y otros, forman parte de la expresión
cultural, que se pretende dar a conocer a nivel nacional e internacional, a través de iniciativas de
desarrollo económico con imagen comunitaria andina.