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.Cómo citar este artículo:
Sánchez, A. (2022). Transición digital y empleo de cara a Horizonte 2030: ¿paro tecnológico o efecto reajuste?. Visión Empresarial (12), 31- 59. https://doi.org/10.32645/13906852.1183
trabajando en EE.UU. (y en casi todo Occidente); los países más digitalizados y con mayor densidad
robótica tenían menos tasas de desempleo, más aún, no cubrían las vacantes digitales nuevas (por
falta de talento); el contrato social empleo debía ser revisado, pues la esperanza de vida de las
compañías había descendido a los 15 años, por lo que no podrían ofrecer contratos para toda la
carrera laboral de una persona (siendo más de 30 años).
Así, frente a alarmas futuras como una posible destrucción de empleo y desempleo masivo,
las evidencias empíricas parecen indicar que, en realidad, se está produciendo una transformación
similar a la de transiciones pasadas. Sirva como ejemplo la acaecida en la década de 1880, con la
transición del capitalismo comercial al industrial, desapareciendo la mitad de los trabajos del sector
primario, pero generándose más del doble en industria y servicios. En tal sentido, se propone como
objetivo complementario la exposición y explicación del efecto Ricardo revisado (o reajuste), que
aquí se plantea (además de enunciarse paradojas tales como la económico-cibernética o la de la
felicidad, a desarrollar en otros trabajos), por facilitar a la postre una visión de conjunto de la teoría
del capital, los ciclos económicos, la estructura de producción y la evolución de las instituciones
sociales (Menger, 1871. Hayek, 1952).
Se presenta a continuación una síntesis de planteamientos sobre el efecto Ricardo o reajuste:
su denominación (efecto Ricardo), según EAE3, fue jada por Hayek (1935 y 1939) en honor al
economista clásico D. Ricardo –ya aludido- y su proposición acerca de las relaciones ahorro-salario
(Ricardo, 1817). Se alude así a la fundamentación microeconómica según la cual, las variaciones en
el ahorro tiene un impacto en el nivel de los salarios reales4. Hayek valoró sus consecuencias, como
la posible sustitución por bienes de equipo, si subían los salarios por encima de la productividad
de mercado, provocándose un necesario reajuste de factor trabajo. De ahí, conectó luego este
efecto con la teoría del capital y de los ciclos económicos, observando que pasaba lo mismo si
había una expansión crediticia (incluso sin ahorro, pero sí inacionaria). Así, usando su triángulo
del proceso productivo (vid. supra guras), Hayek incorporó el citado efecto Ricardo, para explicar
las distorsiones en el proceso y la estructura productiva, debidas a las variaciones salariales,
especialmente a aquellas no basadas en el aumento de la productividad sino por efecto del ahorro
y las inversiones, y las peores, por expansiones crediticias sin respaldo en el ahorro (luego con
distorsión en los precios y por ende en la actividad económica). Dicha propuesta fue debatida
por Wilson (1940), Kaldor (1942) y otros tantos: se llamó la controversia del efecto Ricardo o
concertina (Moss & Vaughn, 1986. Steele, 1988). Más tarde, otros autores de EAE han desarrollado
el concepto (Birner, 1999. Garrison, 2001. Gerhke, 2003. Huerta de Soto, 2006 y 2009. Klausinger,
2012. Ruys, 2017). Sintetizando dichas revisiones y en una reformulación para ED, cabría explicar
sintéticamente el efecto Ricardo como un reajuste del proceso productivo, con reubicación5 en
ocupaciones para el desarrollo de talento y conforme a los principios de WBE (García Vaquero et
al., 2021): si en las fases más próximas al consumo se sube articialmente los salarios (sobre todo,
por expansión crediticia e inación), esto causará la sustitución de trabajadores (asalariados por
cuenta ajena) por bienes de equipo, liberándose factor trabajo, que será reubicado en fases de la
producción más alejadas (incluso nuevas), pudiéndose aportar más valor gracias al desarrollo de
talento, y por ello, ganando más salario y con mejores condiciones laborales, además de lograr una
3 Este punto es clave y se aleja de una lectura aún persistente en parte de la academia (v.g. ricardianos, marxistas, algunos keynesianos): para
ofrecer una teoría de la distribución (v.g. salarios), hay que partir antes de una teoría del valor, y aquí se sigue la ya anunciada por la revolución
marginalista de la década de 1870 (de Jevons para la Escuela de Cambridge, de Walras para la Escuela de Lausana, y Menger para EAE). Los
planteamientos de EAE son de una teoría valor subjetiva. En ED se produce un revival del marginalismo, de ahí la gran conveniencia de partir
desde EAE.
4 Por efecto Ricardo suele entenderse el incremento de los salarios sobre la inversión en capital. Al crecer los salarios, se sustituye trabajo
por capital, por lo que crece la productividad del trabajo, y con ello se pueden pagar unos salarios mayores, al tiempo que se amplía el período
de producción (se capitaliza la economía, además de aumentarse las fases de la estructura productiva y los plazos de rentabilidad de las
inversiones). Ello puede causar cierto paro tecnológico a corto plazo (tal como deenden los keynesianos. Keynes, 1930, 1933, 1936 y 1937);
sin embargo –como ya adelantaran otros autores del ciclo económico- podría corregirse a medio y largo plazo (Kuznets, 1930, 1933 y 1934),
bastando con un reajuste en el proceso y estructura productiva (Hayek, 1935 y 1939). Así, es la inversión en capital lo que crece (si el ahorro es
igual a la inversión, entonces crecerá el ahorro), pero también puede haber una lectura alternativa y/o complementaria, como aquí se ofrece.